Así rezaba una frase de la pelicula un domingo cualquiera en la que Al Pacino arengaba a sus jugadores con una magistral charla sobre las pulgadas necesarias que cada uno de los integrantes tiene y debe poner al servicio del colectivo para componer, formar y construir el equipo y lograr las tan ansiadas victorias.
Esa alegoría sobre si ganar es vivir o perder es morir, me deja una honda reflexión al respecto. Estamos demasiado acostumbrados a palabras trágicas para describir la derrota, la eliminación o el descenso de categoría, tales como: moriremos en el intento, morir matando, nos hemos suicidado, demasiado cruel...
El futbol, como juego que es, trae consigo victorias y derrotas, y estas últimas hay que aceptarlas como integrantes del futbol. De nada sirve ganar si no se sabe respetar al derrotado, y de nada sirve perder, sin respetar al vencedor.
El futbol, desata muchas pasiones, agraciadas en las victorias, pero amargas y desagradables, sobre todo las formas, en que se conciven las derrotas. Parte de culpa en esto, tienen los medios de comunicacion, que ensalzan en demasía al vencedor y apartan al perdedor.
Me quedo con parte del discurso de Al Pacino, que es capaz de unir emocionalmente a un grupo para sacar adelante un partido importante, en un momento trascendente, pero para nada de vida o muerte, porque la tortuga puede hablas más y mejor del camino que la liebre. llegar al destino o disfrutar del camino, he hay la cuestión.
Disfrutar del gran discurso motivador del Entrenador
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